Donde Anidan Los Sueños

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Donde anidan los sueños....
RECORDAR QUE EL AMOR ES EFÍMERO
QUE LA NOSTALGIA SE APODERA DE NUESTRO CORAZÓN
PERO LOS SUEÑOS PERMANECEN
EN LO MÁS RECÓNDITO DE NUESTRA ALMA
AQUELLA ESENCIA QUE SENTIMOS AL ALZAR LA MIRADA
EN LA POESÍA
ADENTRAROS EN MI MUNDO
DESCUBRID LA BELLEZA DE LA PASIÓN.
Elvira Mariano D Ambrosio

miércoles, 30 de marzo de 2011

Mi último relato: Sed de Sangre




                           Sed De Sangre

Aquella noche fría de Noviembre, Steven visualizo a lo lejos, una presencia extraña, donde la luna llena brillaba dibujando figuras de diversas formas.
Era un ser de proporciones gigantescas y se percibía un peculiar sonido de aleteos.
Se balanceo sobre el y noto como le faltaba el aliento, su respiración era tenue,  los colmillos afilados de aquel ser, se hundieron en su cuello y dejaron unas extrañas marcas que le aterraron. Cuando pudo ponerse en pie, aquel ser había desaparecido.
Se dirigió al conservatorio, donde le esperaba su amada, aquella mujer de sus sueños, que vestía con vestidos transparentes y era tan apasionada y hermosa, que cuando la conoció se enamoro perdidamente de ella.
Pero por una encrucijada del destino, hizo que su amada no estuviera en el lugar, es como si la tierra se la hubiera tragado.
Dejo volar sus pensamientos y por un instante pensó,  que sería de el ahora, después de aquella noche, que pasaría con su vida, sus sentimientos, sus anhelos.
Empezó a andar sin rumbo, tenía una sensación extraña, una sed imparable y percibía los olores a kilómetros de distancia.
Sabía que no era el mismo,  desde unos cuantos minutos atrás y tendría de alimentarse de sangre, ya no era aquel medico de pueblo, amable, cercano, el destino le había jugado una mala pasada.
Se sentó en un viejo banco,  de un parque cercano, observando a un anciano que paseaba a su perro e iba recogiendo hojas secas que caían  de los árboles, su actitud era muy extraña y su mirada penetraba en el como una lanza.
¿Se habría dado cuenta del cambio que en aquellos momentos experimentaba?
Era una persona elegante, vestía ropa con clase y su vocabulario era muy curtido, pese a su personalidad,  lo acontecido le llevo ha atacar a aquel anciano.
De un sobresalto derrumbo al anciano al suelo y cuando se disponía a clavar sus colmillos en su frágil cuello, se detuvo por unos instantes, noto una sensación extraña, aquel anciano era espectral, su cuerpo era frío y sobresalían por las cisuras de sus labios unos colmillos afilados. Ya no era frágil, ni indefenso, sino que era una criatura de la noche al igual que el.
                          ¿Quién osa molestarme?-
Steven- Perdonad,  pero tengo que alimentarme-.
-Ya veo que eres nuevo en esto amigo-
Steven- Tan solo hace un par de horas,  que he sido mordido por una especie de ser corpulento, su fuerza era sobrenatural y sus ojos brillaban bajo la enigmática presencia de la luna.
-Ese ser del que hablas es un Vampiro.
Steven- Había leído sobre vampiros, pero nunca me imagine que me podía pasar a  mí, es una  locura sin razón aparente.
 Había dejado atrás su infancia, pero lo acontecido le llevo a recordar, sus angustias y temores.
Recordó sus sueños, seres que entraban por el armario de su habitación, mientras el escondía su cabeza debajo de la almohada.
Había  un ser diferente que le atormentaba noche tras noche, cuando el reloj marcaba las dos de la madrugada,  le atacaba, hacía sonidos espectrales y  posaba sus garras en su
Cuello y apretaba  tan fuerte sus dedos, que la voz desaparecía de su  garganta y el pánico se apoderaba de el.
Como pudo acerco  sus manos a la lamparilla de la mesita de noche y al encender la luz desapareció delante de el. Mi madre entro en la habitación, pues sabía que cada noche me pasaba algo, que para ella eran pesadillas, malos sueños por el estrés causado a lo largo del día.
Steven ¿Qué te ocurre?-.
Steven- Mama,  tengo miedo, es lo de cada noche, aquel ser que me ataca-.
-Cariño,  son pesadillas, no te preocupes con el tiempo desaparecerán-
No le conteste, tan solo pensé que no me creía, entonces el silencio se apoderó de mí, era algo que tenía que solucionar por si solo.
Entonces recordé aquellas noches de incertidumbre,  donde al lado de la chimenea, mi madre calmaba mis temores y me cobijaba entre sus delicados brazos, dándome seguridad, Una seguridad,  que hizo que durante años, aquellas pesadillas según ella menguaran y me liberara de tal horror y pavor.  Ahora era uno de ellos, tendría que acarrear con las consecuencias.
Steven- Aunque ahora entiendo muchas cosas, que antaño no lograba entender, aquellos seres que me visitaban por la noche, eran Vampiros, seres sobrenaturales, no muertos.
Steven- ¿Porque me buscaban a mí? desde tan temprana edad, es lo que no acabo de entender.
-El mundo es complicado y hay cosas que no entendemos, no hay razón alguna, tan solo forma parte de tu pasado, un pasado que te perseguirá toda la eternidad-.
- Estas marcas en tu cuello, te recordaran lo que eres, nadie puede escapar a su destino, tendrás que alimentarte, de lo contrario te debilitaras-.
-Tendrás de cambiar tu forma habitual de vida y sobre todo tendrás de ser discreto, la gente es tu trofeo y la cacería formara parte de tu vida-.
- No te han mordido en forma casual, necesitan que entregues un mensaje urgente a todos los vampiros del entorno, un mensaje oscuro, de sangre, de lazos que están ligados a un misterioso personaje, que no encaja en nuestras creencias, ni en nuestra manera de actuar, un no muerto más fuerte que cualquier Vampiro-.
- Steven- Me parece que es un asunto muy delicado, para encargármelo a mí, ya que no sabéis nada de mí, tan solo que he sido transformado recientemente-.
- Por ese motivo te lo encargaran a ti, nadie te conoce por ahora y serás de una gran ayuda, quien sabe igual hacen un trato contigo y podrás ser libre de nuevo-.
El silencio se apodero de mí, no pude musitar palabra.
Aquellas palabras del supuesto anciano, me calaron muy hondo, comprendí que tenia que pagar un alto precio por mi libertad.
Acompañé al Vampiro,  a un lugar lúgubre, donde las paredes chirriaban y había una especie de sótano, en el que se hallaban mis aposentos. Unas lámparas colgaban del techo, con sus pequeñas perlas colgantes, muy antiguas y a lo lejos se visualizaba una figura espectral.
Un ataúd de color caoba donde debería reposar, antes de que amaneciera, pues la luz del sol acabaría por matarme. Tendría de ser cuidadoso a partir de aquel instante para sobrevivir y poder alimentarme si llegara al caso, ya que la libertad, era lo más ansiaba en aquellos momentos de incertidumbre.
Igual que en  aquellas historias, que siempre había escuchado sobre Vampiros, ahora se convertían en realidad, mi realidad.
Antes de partir a mí cometido, el Vampiro escribió el mensaje con una pluma de ave, era un pergamino muy antiguo, lo sello con su sangre.
                                 Sed Prudentes con el cometido                               
-Llévate esta alianza, así sabrán que eres un chupa sangre, se minucioso y suspicaz cuando te acerques a ellos, y entrégales el mensaje, del no muerto se ocuparan ellos, por ninguna de las circunstancias, intentes  hacer nada de lo que pudieras arrepentirte, así conseguirás tu libertad.
Steven- ¿Cuál es el lugar donde debo dirigirme?-.
- Hay un antiguo sótano  a las afueras, te será  fácil encontrarlo, sírvete de tus alas de Vampiro y del olfato, de todos modos ellos te encontraran a ti.
Seguí sus instrucciones y de repente estaba frente a ellos aquellos vampiros fuertes, con sed de sangre, al lado de aquel sótano oscuro, espeluznante.
Me miraron, deseosos de hincar sus colmillos en mi cuello y de repente se detuvieron.
Steven- Traigo un cometido en este pergamino-.
Uno de ellos,  el más fuerte se puso delante de mí y me quito el pergamino de las manos y musito unas palabras en voz baja.
Los demás le miraron y entonces  se hoyo un extraño sonido a lo lejos, no parecía un vampiro, era una criatura de dimensiones extraordinarias.
Se acerco a nosotros y de repente los vampiros se alzaron sobre el sin causarle ningún rasguño, al contrario,  despedazo uno a uno con sus fuertes garras, impidiendo que pudieran acabar con el.
Sentí miedo porque negarlo, estaba frente a mi, tan fuerte e inhumano que por unos instantes pensé, estoy acorralado.
Si acorralado, por aquel ser inhumano,  me miraba de una manera especial, sus ojos se clavaron en los míos y pude ver una extraña luz que sobresalía de sus órbitas.
Es como si le conociera, tenía una sensación extraña. Una sensación fuera de lo normal.
Ahora lo comprendía era el, aquel ser que se me aparecía noche tras noche.
Me ha dejado vivir, no podía  llegar a entenderlo  ya que disfrutaba atormentándome día a día en mis noches solitarias de antaño.
Salí de allí como alma que lleva el diablo, volvía a ser aquel niño de antaño, asustado, pero ahora sería diferente, me enfrentaría a el tarde o temprano.
Me dirigí al conservatorio con la esperanza de encontrar a mi amada y volver a sentir en mi piel aquel perfume que me volvía loco, aquellos brazos delgados que me abrazaban y aquel beso que me dejaría sin respiración.
Estaba allí de pie mirándome y me di cuenta que no era la misma mujer de la que me enamore, sus pupilas dilatadas con la mirada perdida,  supe que había sido mordida.
Me acerque a ella lentamente y en un abrir y cerrad de ojos me abalance sobre ella y la bese, aquel beso fue intenso, decidió morder mi cuello hasta saciarse así que la deje hacer, no me importaba, pues ya era un Vampiro. Que podía perder.
Lo que verdaderamente importaba era encontrar a ese ser, para poder acabar de una vez con el y con aquellas pesadillas que me habían atormentado todos estos años.
Gracias a el, era más fuerte, más desconfiado,  hasta incluso más ágil y sagaz.
Y el momento se acercaba lo presentía, sus pensamientos se confundían con los míos no cabía duda era el que se comunicaba mentalmente conmigo, así que decidí  probar algo, que le atraería hacía mí.
Me dirigí al lugar donde residía, un lugar normal, una casa a las afueras donde vivía y decidí ir a mis aposentos, me recosté en la cama y espere que fueran las dos de la madrugada, esperé que no faltara a la cita y pudiera acabar con el de una manera diferente, sobrenatural.
El tic- tac del reloj me mantenía despierto y la luz que entraba por la ventana me ayudaba a estar sereno, ya no era aquel niño, sino que ahora era un Vampiro con sed de sangre y de venganza.
A la una de la madrugada alguien golpeaba la puerta y fui a abrir y cual fue mi sorpresa mi amada estaba frente a mí, llovía sin cesar y los relámpagos iluminaban la noche, donde la luna llena aparecía voluptuosa por el cielo.
Steven-¿Qué haces aquí?, ¿A que has venido?
-Tengo miedo, ¿que se supone que soy?
Steven -Querida te convertirás en un ser diferente, espeluznante, sobrenatural, pero tendrás de convivir con ello el resto de tus días, pero no estas sola en esto, también fui mordido micho antes de que me mordieras.

No musito palabra, tan solo me miro, es como si le hubiera clavado un estaca en aquel momento.
Tenia que irse, tenía una cita con mi destino, de ello dependería mi vida, tenia de esperar a las dos de la madrugada y ella era un incordio, así que amablemente le dije que abandonara el lugar, que mas adelante me reuniría con ella.
Se quedo atónita, cuando más me necesitaba la abandonaba, así que dio un portazo y salio como alma que lleva el diablo.
Se acercaban las dos y empecé a temblar, faltaban pocos minutos para que el reloj me avisara de que había llegado el momento.
Las hojas de los árboles se movían y sentí aquel pavor que inundaba todo mi ser, estaba aquí.
Fingí dormir y de repente se abalanzo sobre mi, su fuerza sobrenatural y su aliento gélido, paralizaron todo mi ser.
Por un instante me deje a manos de el, tenia que reaccionar, era mi única ocasión, para que no volviera a atormentarme nunca más.
Así que me alcé como pude y clave mis colmillos en su cuello, de repente me sentí fuerte, ágil.
Me lanzo contra la ventana, donde la luna llena iluminaba el entorno y aquella magia que desprendía, me ayudo a acabar con el.
Ahora no deba temer nada, mis pesadillas se habían terminado, por fin.
Era un hombre nuevo, bueno hombre, un ser de la noche, ahora sería yo,  aquel ser que atormentaría a los niños, en sus sueños.
Es en lo que me había convertido, tendría que vivir con ellos siglo, tras siglo.















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Poemas A Pablo Neuda

Poemas A Pablo Neuda
Gracias por tener el placer de haber contribuido a este homenaje A Pablo Neruda

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Antología de mis poesías

El Diván de la nostalgia

El Gran Cultivador

El Gran Cultivador
Autor :Jordi Matamoros Sanchez

EL SUEÑO

Una magia desconocida para mi,

note como se me erizaban mis sentidos,

Era el mundo de los sueños.

De repente note como si me desplazara

a otro lugar, un lugar en el que jamas

habia estado.

Era una pequeña casa lejos de todo.

Donde resoplaba el viento suavemente.

No sentia miedo sino una especie de latido

que me recorria el cuerpo.

Delante de mi habia un arbol centenario

en el cual se escuchaban voces lejanas.

Como si de un cuento se tratara, en el que

estaba sumergida.

Habia un lago a lo lejos donde miles de hadas

Bailaban jugaban.

Era maravilloso era excepcional.

Decidi adentrarme en aquel lago

y me di cuenta que habia alguien

al otro lado.

Era alguien que conoci en otro tiempo

Alguien al que recordaba con cariño.

Donde habia ido a parar?

A un lugar donde viajaremos todos sin

Excepcion.

Era mi padre aquel ser al que habia amado

con todas mis fuerzas.

Me miro y note que me habia reconocido.

Desperte de aquel sueño y todavía aun

Lo recuerdo como si fuese ayer.

Archivo del blog

El Desvan


Note que se me estremecía el alma, ante aquel ser perfecto.

Como salido de un cuento de hadas.

Me miro con sus ojos almendrados de un azul deslumbrante

Penetrando en mí como una lanza.

Sentí como mi corazón palpitaba sin cesar, cerré los ojos y ya no estaba cuando alce la mirada de nuevo.

Me preguntaba donde había ido tan sutil, Tan bello.

Estaba soñando o tal vez no era un sueño.

Como averiguarlo.

Le buscaría ese era ahora mi objetivo encontrarle, aunque tuviera de recorrer el mundo entero.

Pero donde buscarle no sabia por donde empezar.

Por la mañana tendría de salir urgentemente a casa de mi anciana abuela.

Hacia años que no la visitaba aunque no me lo tenía en cuenta sentía la nostalgia del pasado dentro de mí.

Un pasado que volvía para recordarme a mis padres, aquellos seres maravillosos que por desgracia ya no estaban, un accidente de tráfico acabo con ellos.

Por fin vería a mi abuela, tan sutil, tan amable, había sido una mujer muy bella y aun lo seguía siendo, a pesar de los años que tenía.

Después de un largo camino la tenia delante de mí, me sonrío y me hizo pasar al salón.

-Abuela: Cuanto tiempo mi amor sin venir a visitar a tu anciana abuela ¿Cómo Estas?-.

- Muy bien abuela disculpa por haber dejado de venir a verte ya sabes me trae muchos recuerdos este lugar-.

-Abuela; Le comprendo hija-.

-Abuela; Pero siéntate ¿quieres una taza de te?-.

-Si abuela te lo agradecería-.

Seguía absorta en sus pensamientos, mirando la casa, aquel salón que le retornaba a su infancia.

Una infancia plagada de sentimientos, risas y sobre todo juego.

Recordaba aquel columpio que tantas veces había utilizado.

Como golpeaban sus pies en el suelo y rebotaban con un ruido peculiar contra el suelo.

Era hora de descansar el viaje había sido muy largo y María, necesitaba coger fuerzas para afrontar todo lo que le sucedería.

La noche era fría mas de lo habitual y se oían a lo lejos ruidos que hacían que María no lograra conciliar el sueño.

Se incorporo de un sobresalto, recogió su pelo, su hermoso cabello de color como el oro , se miraba en el espejo y noto como los años iban dejando huella en su rostro, aunque aun era joven tendría de aprovechar el tiempo.

Decidió salir al jardín y exhausta con sus pensamiento percibio unas pisadas, le entro el pánico y corrió hacia la casa, donde al acercarse a la puerta estaba su abuela de pie mirándola extrañada.

-Abuela; ¿Que te pasa?-.

-Abuela; A que viene esta desesperación-.

-No podía dormir abuela y he oído unas pisadas extrañas hay fuera-.

Abuela; Vamos, Vamos a la cama, son imaginaciones tuyas.

Se fue sin rechistar hacia la habitación una habitación un poco tétrica, antigua con los muebles comidos por la carcoma.

Mañana Será otro DIA pensó y entre pensamiento y pensamiento logro conciliar el sueño.

Recordaba un viejo desván pero no exactamente el lugar preciso donde se hallaba.

-Hora de desayunar, vamos que sino no llegaremos-.

- A donde hemos de ir, me gusta la tranquilidad-.

-Abuela: Ya lo veras te hará ilusión confía en mi-.

Que le había preparado su abuela era un misterio.

Salieron a toda prisa de la casa y se dirigieron a un lugar donde resoplaba el viento y los pájaros cantaban hermosas melodías, un lago a lo lejos le hizo recordar su pasado.

Se sentó junto a su abuela en un banco de madera y mirando hacia el suelo veía como las hojas rechinaban al pisarlas, sintió un escalofrío que le inundo todo su ser.

Al alzar la mirada esta el delante de ella como una estatua de marfil, Tan bello, tan efímero, que se asusto.

-¿Quien eres?-.

Pero no obtuvo contestación.

Se esfumo al igual que había aparecido, que extraño era todo aquello.

-Abuela, quien era ese chico tan perfecto que estaba mirándonos-.

-A quien te refieres no he visto a nadie, es que acaso tienes fiebre-.

-Le he visto, no lo dudaría ni un momento, no estoy loca sabes, aunque un poco absorta en mis pensamientos, Será eso-.

No dudaba de su cordura pero lo había visto dos veces en su Vida ¿era una coincidencia?, ¿tendría relación con su abuela? se hacia tantas preguntas que tendría que averiguar que pasaba.

Al llegar la noche decidió salir de nuevo al patio, haber que le deparaba la noche, una de aquellas noches nítidas, despejadas,

Se sentó en el columpio como tantas veces había hecho de niña, dejando volar su imaginación.

Siempre había tenido una imaginación fuera de lo normal, decían que había sido una niña soñadora y no se equivocaban, tal vez era fruto de su imaginación, pero no era el caso, esta vez era real.

Recordó donde se encontraba aquel desván apartado de la casa, tan solo tenia de seguir su intuición, que nunca le había fallado.

Entro suavemente arrastrando sus pequeños pies, para no hacer el mínimo ruido, que se escondía en aquel lugar.

Eran de madera sus paredes, hasta aquel baúl que relucía a lo lejos que escondería, tenia un candado, pero donde se hallaría la llave, tendría de encontrarla, tal vez ahí estaban las respuestas a sus preguntas.

Sintió un escalofrío por su cuello, no se atreve a girarse es como si en aquel lugar, se hallara algo que reconocía, aquel olor le era familiar.

Era un olor suave perfumado de antaño, irreconocible.

Presa del pánico corre hacia la casa, asustada, pero tendrá de disimular delante de su abuela, no será nada fácil.

Lentamente con paso seguro entra en la casa y se dirige a su habitación, tiene que pensar donde hallar la llave del baúl.

Pensó donde hallarla tal vez esta escondida en un sitio seguro y tal vez su Abuela tenia una noción de ello.

Cuando su abuela se fue a dormir, sigilosamente bajo por la escalera lentamente para no despertar sospecha.

Se dirigió a la puerta de entrada y salio al patio.

No sabía por donde empezar y de pronto se le ocurrió que podía estar debajo de aquel columpio de madera, que tantas veces se había columpiado.

Escarbo en la tierra y por fin hallo la llave que tenía una inscripción: No abras el Candado.

Corriendo salio de aquel lugar y se dirigió al desván para abrir el candado que poseía el baúl.

Le temblaba las manos y de repente esta detrás de ella su abuela, mirándola fijamente.

-¿Qué crees que estas haciendo?-.

-Abuela nada tan solo tenia curiosidad por saber que se esconde en este viejo baúl-.

-Esto no te incumbe respondió la abuela con un aire de superioridad-.

Salio del desván a toda prisa asustada ante los acontecimientos porque su abuela actuaba así, que escondía tenía de averiguarlo, pero no era el momento, buscaría el momento apropiado.

Corrió hacia su habitación presa del pánico y cerro el pestillo golpeando sin cesar la puerta la abuela, desde el otro lado le dijo unas palabras un poco extrañas.

- Que crees que haces, rebuscar entre mis cosas, mis cosas son mías y no debes volver al desván están son mis reglas si decides quedarte a vivir aquí-.

No musito palabra solo un suspiro se escapo de sus labios.

No entendía la actitud de su abuela pero lograría dar con la verdad.

-¿María? -

- Si abuela-

Que quería su abuela después de lo que sucedió la noche pasada un escalofrío recorrió su cuerpo.

-Ya voy abuela espera que me vista- Será un momento-.

Bajo las escaleras de dos en dos y se dirigió al salón donde estaba su abuela.

-Abuela disculpa no quería hurgar entre tus cosas pero tengo curiosidad por saber que hay en el baúl-.

-Me enfade un poco la verdad pero quiero que me prometas que seguirás al pie de la letra mis indicaciones, sino de lo contrario habrás de abandonar esta casa-.

No entendía aquellas palabras, lo que había en ese baúl tenia de ser un secreto muy importante para que su abuela no lo compartiera con ella.

No se quedaría quieta ahora mas que nunca tenía que indagar.

Espero a que la abuela fuera a dar un paseo como solía hacer y ella aprovecharía para encontrar la llave y por fin abrir el baúl.

- Voy a salir no tardare mucho-.

Era el momento de ir a la habitación de la abuela a buscar la llave, abrió los cajones uno por uno y no la hallo.

Maldita sea ¿donde estará esa maldita llave?

Seguro que la lleva encima vaya desastre ahora que puedo hacer.

Sintió como se abría la puerta de entrada, era su abuela que volvía del paseo.

Abuela ya estas aquí que pronto has venido, estarás cansada porque no te estiras un rato mientras te preparo el baño.

La abuela asintió con la cabeza y se retiro a sus aposentos a la espera de aquel baño gratificante.

Se quedo exhausta después del paseo matinal, donde Maria aprovecho para coger la llave.

Sigilosamente entro en la habitación, donde su abuela estaba dormida y lentamente introdujo su mano en la fina bata.

Salio a toda prisa y se dirigió al desván.

Era el momento de abrir el baúl, giro la llave lentamente y cual fue su sorpresa cuando descubrió lo que había ocultado el baúl tantos años.

Era la fotografía de aquel ser perfecto que tan solo había visto un par de veces, pero que significaba, no encontraba explicación.

Recordó que su abuela en otro tiempo estuvo ausente del lugar, pero jamás se había imaginado que aquel baúl era de sus padres.

Tenía de desvelar que se trataba pero como lo haría, si su abuela no soltaría palabra, tenia que intentarlo, para saber la verdad, quien era ese ser que le incordiaba, que quería decirle.

Salio del desván y se dirigió al salón, su Abuela se había despertado se preguntaría donde estaba, incluso se percataría que la llave ya no la poseía.

Desde las escaleras la abuela se apoyo lentamente para no caer ya que era muy anciana y se dirigió al comedor donde estaba su nieta absorta en sus pensamientos.

- Y ese baño que ¿pasa con el?-.

-Abuela tengo algo importante que decirte el baño será mejor que espere-.

-Dime, me asusta lo que tengas que decirme-.

-Te lo diré sin vacilar, he abierto el baúl-.

-Que dices te tenia prohíbo terminantemente hacerlo-.

-Pues ahora es cuando me tendrás de dar una explicación, he encontrado la foto de ese chico, un desconocido para mi, pero supongo que para ti no, verdad abuela-.

-Creo que ha llegado el momento de decirte la verdad-.

-Ese chico pertenece al pasado, es de nuestra familia y por desgracia hace tiempo que nos dejo-.

-¿Quien era abuela?-

-Tu abuelo cuando era joven, tan bello, tan enigmático-.

-No entiendo nada, ¿porque se me aparece?-.

-No quería que lo superas de esta manera pero te lo diré, me estoy muriendo y quiere llevarme con el-.

-Esta esperando mi último aliento, aquellas pisadas esos golpes esas apariciones todo esta relacionado-.

-Abuela te quiero mucho, no quiero que desaparezcas de mi vida tan pronto, me quedare sola en la vida y me produce una gran tristeza-.

Las lágrimas resbalaban por sus mejillas no podía contenerlas.

No llores es ley de vida cariño mas tenemos la certeza de que existe algo mas maravilloso en otro lugar.

Abrazo a su abuela como si aquel fuese el último momento.

- Será mejor que demos un paseo no te parece, iremos al lago donde tantas veces me hablaba de amor y veras las cosas de forma diferente-.

Se encaminaron hacia el lago y de nuevo estaba el delante de ellas con una luz muy intensa y dijo - gracias por estar con tu abuela en este instante, ha de partir-.

La abuela se desvaneció y perdió la noción del tiempo, se sintió ligera como una nube y su viejo corazón dejo de latir.

-Abuela, abuela, pronuncio palabras de desesperación-, su abuela había muerto entre sus brazos, aquel ser bello, que era su abuelo la había venido a buscar no quedaban incógnitas era el final de un sueño, hecho realidad.

Levanto la mirada y vio como aquellas dos almas se volvían a reencontrar, les quedaba un largo camino para recordar su vida, aquella vida que fue truncada a su abuelo antes de tiempo.

Recordaría este momento mágico y triste el resto de su vida.